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  • Defendiendo la montaña, ¡NATURALMENTE!
    Defendiendo la montaña, ¡NATURALMENTE!

Una expedición al techo de Africa

Cuando recibí la llamada de Mariano Redondo, director de la Escuela de montaña y esquí de la O.J.E. preguntándome si quería participar en una expedición al Kilimanjaro, mi respuesta inmediata fue sí.

El plan previsto era volar hasta Nairobi y de allí a Tanzania para subir primero al Monte Meru de 4.566 mts y a continuación el Kilimanjaro de 5.895 mts. Y los días que sobrasen conocer los parques nacionales de Kenia y Tanzania; todo, eso sí, buscándonos la vida y llevando de España solo reservado el vuelo.

El día de la partida nos reunimos varios expedicionarios en Madrid para dar los últimos retoques al material pues llevábamos con nosotros la logística necesaria para ser lo más autónomos posible, y esto suponía mucho material.

Por la tarde, por fin en el aeropuerto, nos conocimos todos, pues éramos 14 y no nos conocíamos entre todos y debo decir que, a pesar de esto, las relaciones entre nosotros fueron en todo momento sensacionales, respirándose un gran ambiente de camaradería y amistad.

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El sueño estaba a punto de cumplirse y cuando el avión despegó, no sin tener que hacer antes gestiones para poder llevar todo nuestro "equipaje", una emoción nos sacudió a todos.

El vuelo se realizó sin problemas vía París y al amanecer estábamos en Nairobi. A partir de este momento comenzaba la aventura. Los que sabían inglés, sobre todo Vicente, alquilaron un "matatu" o autobús y tras 2 horas y después de comprobar los visados entramos en Tanzania y continuamos el viaje hasta Arusha. Contaría mil anécdotas pero llenaría el reportaje solo con eso; pero sí contaré que allí cada cosa que querías: Hotel, "matatu", recuerdos, comida, permisos..., todo es negociable y así lo hacíamos, pues era la única forma que no se disparase el presupuesto.

Desde aquí pensábamos subir al monte Meru, pero cuando fuimos a la puerta del Parque Nacional nos pidieron más dinero del presupuestado y además nos exigían estar 4 días, ni más ni menos y nosotros pretendíamos hacerlo en menos, así que decidimos arriesgarnos e ir directamente al Kilimanjaro sin la ayuda a la aclimatación que nos hubiera proporcionado esta ascensión.

Por lo tanto otra vez en "matatu" esta vez hacia Moshi el pueblo del que parten las expediciones al Kilimanjaro del que debo explicar varias cosas:

El Kilimanjaro con 64 Km de anchura en su base es un macizo que se compone de tres volcanes apagados: Kibo, Mawenzi y Shira. El pico más alto y objetivo de la mayoría de las expediciones es el "Uhuru Peak" o Pico de la Libertad de 5.895 m y está en el borde del cráter del Kibo. Está completamente dentro de Tanzania. Aunque cerca de la frontera con Kenia y dentro del parque nacional del Kilimanjaro.

Para subir necesitábamos contratar los servicios de una agencia autorizada, que además de gestionarnos los permisos nos llevaba a la entrada del parque y nos ponía los porteadores y guías.

Para subir hay varias rutas; la más asequible es la Marangu, equipada con refugios pero nosotros habíamos elegido la Umbwe poco transitada debido a la total ausencia de logística, a su mayor dureza y a su precio más elevado. Es curioso que llevando tu mismo las tiendas y la comida te cobren el doble, misterios de África.

Por fin después de seleccionar el material a llevar entre el que se incluían 5 tiendas de campaña, comida para 14 personas para 5 días, 50 litros de agua, piolets, crampones, botas de trekking y de plástico, cocinas de gas y demás equipo necesario emprendimos el camino a la "Umbwe Gate".

Debíamos contratar obligatoriamente 2 guías debido a que éramos 14 y un porteador por persona, pero al final solo vinieron 10, pero no creáis que porteaban todo, levantaban el peso y como solo podían llevar 10 ó 15 Kg lo otro debíamos llevarlo nosotros, así que al final llevábamos más peso que ellos.

El recorrido lo iniciamos debido a retrasos a la 1 del mediodía desde 1.300 m y teniendo en cuenta que allí anochece a las 6, llegamos al campo 1 situado a 2.900 m de noche; eso sí, el recorrido era precioso entre la selva y cada vez se iba haciendo más estrecho y empinado; por ello una persona que ya no podía más nos debió repartir la mochila entre algunos de nosotros y un porteador que amablemente nos ayudó.

El campo base era una covacha y varios claros en el bosque donde apenas entraban las tiendas pero que le daban un aire mágico a esta nuestra primera noche allí.

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Al día siguiente hubo que madrugar pues, aunque la caminata hasta el siguiente campo era de unas 5 horas, había que recoger todo y comenzar a andar temprano, pues sobre la una del mediodía comenzaba a variar el tiempo, así que nos pusimos en marcha por una cresta preciosa rodeada de dos profundos barrancos. La vegetación que nos encontrábamos eran brezos enormes de hasta 10 m que iban disminuyendo en altura según ascendíamos hasta llegar al "páramo", alrededor de los 3.500 m, donde la vegetación predominante eran los senecios gigantes y las lobelias.

A partir de estas alturas la mitad de los miembros de la expedición celebramos llegar a la mayor altitud que jamás habíamos alcanzado y lo celebramos con una breve parada a descansar y hacer fotos.

Hasta este momento el mal de altura no había aparecido todavía pero cundo llegamos a la zona llamada "Barranco Hut" y al montar las tiendas ya empezamos a notar que había que tener cuidado y que la falta de aclimatación nos podía jugar malas pasadas, realmente hacía 24 horas que estábamos muy altos y eso se nota.

Este campo está situado a 3.900 m y es el comienzo de la zona de desierto de alta montaña; aquí había una cabaña metálica donde se metieron los porteadores mientras nosotros montábamos veloces las tiendas pues comenzaba a llover.

Cuando faltaba poco para anochecer las nubes se fueron y apareció ante nosotros con toda su majestuosidad la pared sur del Kibo, coronada por las nieves perpetuas que inmortalizo Hemingway en "las nieves del Kilimanjaro", estábamos casi debajo de esta mole impresionante, casi al alcance de la mano, el sueño se iba materializando, pero aún quedaba lo más difícil ¿sería capaz de conseguirlo? Aunque estaba mentalizado para subir ignoraba el comportamiento de mi organismo en altitud pero verlo ahí al alcance de mi mano y el ver que me sentía bien todavía me hacían concebir muchas esperanzas.

Después de cenar nos reunimos y Mariano nos trazó el plan a desarrollar: un grupo de gente con experiencia en altitud (Vicente, Jesús, Carlos, Jorge) intentaría la cumbre y otros 5 entre los cuales estaba yo dependeríamos de nuestro estado y las dos chicas con los demás que no subieran y los porteadores rodearían el Kibo hasta unirse con nosotros por la ruta de bajada.

Al día siguiente por la mañana se propuso a Geoffrey, el guía, que queríamos estar un día más aquí y hacer mejor la aclimatación pagando lo estipulado a lo que respondió que era imposible, aquí debías estar 5 días ni más ni menos; esto cambiaba nuestros planes y nos obligaba a tomar la decisión.

Como me encontraba bien me puse en marcha hacia la "lava tower hut" a 4 horas de camino y situada a 4.900 m, última etapa antes de la cumbre, de aquí partimos 9 personas pues las que se quedaban abajo habían venido a África principalmente por lo que teníamos preparado después de la montaña: los animales.

Toda la ascensión por esta zona desértica la hicimos con niebla y cuando llegamos al campamento el frío era intensísimo montamos las tiendas y preparamos la "cena" a las 4 de la tarde pues había que levantarse a la una y media; después decidimos que lo intentaríamos 7 y los otros con los porteadores desmontarían el campamento y se unirían con el resto en el " barranco hut", realmente gracias a ellos que hicieron todos estos trabajos los demás conseguimos coronar el pico con éxito.

Por fin nos levantamos, desayunamos, cargamos las mochilas con agua, comida, piolets, crampones, cámaras, etc. y nos pusimos en marcha, ya no había marcha atrás, me encontraba bien pero dentro de mí la emoción me llenaba y la ilusión de coronar me daba fuerzas.

Comenzamos la ascensión con los dos guías, no era muy difícil pero se necesitaba progresar sobre roca con las manos, operación dificultada por el peso de las mochilas, la oscuridad y la falta de aclimatación que hacía que las sienes pareciesen estallar.

Poco antes de llegar al borde del cráter amaneció y podíamos ver por encima del mar de nubes el Monte Meru y la sombra del Kibo proyectarse sobre ellas y poco después alcanzamos los 5.600 m del cráter, lo que se veía allí era impresionante: una gran extensión de ceniza surcada por enormes glaciares, pero aquí vino otra vez la picaresca, Geoffrey nos felicitó por haber "subido al Kilimanjaro" y que ya podíamos bajar, pero nosotros que ya estábamos informados le dijimos que habíamos pagado por subir al "Uhuru Peak" así que proseguimos, cruzamos el glaciar y todos excepto el murcianín que no se sentía bien iniciamos la ascensión del último escalón que nos separaba de nuestro objetivo.

El aire se hacía cada vez más irrespirable, cada paso era una proeza pero ya no sé si la voluntad o la ausencia de ella nos empujaba hacía aquel punto todavía lejano pero que lentamente se acercaba.

Finalmente sobre las nueve de la mañana, solo dos días y medio después del inicio habíamos alcanzado el punto más alto de África, nos hicimos las fotos de rigor, contactamos con el resto de la expedición por "walkie" e iniciamos el descenso, pasando antes por la Punta Gillman adonde el murcianín, ya recuperado había subido y nos esperaba.

Esa meta tantas veces anhelada se había conseguido, a pesar de mi cansancio me sentía feliz, el reto que tenía ante mi se había resuelto de manera satisfactoria y todo ello a pesar de que dos meses antes me encontraba convaleciente todavía de una caída escalando.

El descenso fue lo peor, ya no existe tanta motivación y las botas de plástico me hacían andar muy fatigosamente; paramos en el refugio Kibo a tomar un refrigerio y antes de anochecer alcanzamos el refugio Horombo donde nos juntamos con el resto de nuestros compañeros y celebramos el éxito de la expedición.

Al día siguiente nos pusimos en marcha hacia la puerta principal del parque, donde firmamos en el libro de ascensiones y nos dieron el certificado de haber conseguido la cumbre y después regresamos a Moshi a descansar un poco y a preparar la segunda parte de nuestra aventura visitando lugares como el Ngorongoro, la falla del Rift, el lago Nakuru, el parque nacional del Taranguire... pero esta es otra historia.